Si alguien me pidiera escoger una única palabra para definir a todas las corrientes liberales con la mayor exactitud y menor error posible, escogería esta: Autonomía. Toda la filosofía y doctrina liberal se reduce a esa palabra, y seria conveniente dedicar mayores esfuerzos a atacarla. Pero lo que más me preocupa es que algunos autodenominados antiliberales han decidido atacar la prostitución, desde luego una cruzada muy noble, pero han decidido hacerlo desde también el terreno de la autonomía. Como dice mi amigo Apex:
La izquierda, en general, no solo ha adoptado la autonomía como el bien central que guía su política, sino que la ha intensificado. La autonomía del cuerpo se aclama para defender los derechos de las personas transgénero, el aborto, el trabajo sexual, las sexualidades, etc. Quizás el debate sobre el trabajo sexual sea más obvio, ya que las llamadas de “antimoralismo” tienden a ser las más explícitas allí (en mi experiencia). O uno apoya el trabajo sexual debido a la autonomía corporal, o se opone al trabajo sexual en su forma actual debido a la explotación. Pero cuidado: la “explotación” y la “dominación” tienden a ser sólo formas indirectas de afirmar la autonomía.1
Los apologistas de la prostitución, indudablemente, parten de la idea de la autonomía corporal y por ello su eslogan es “mi cuerpo mis normas”, y no ven nada malo en definir la prostitución como un contrato voluntario entre dos adultos que consienten, añadiendo claro la eterna coletilla de “mientras no hagan daño a nadie”. Ignorando por supuesto que las acciones inmorales, la destrucción de uno mismo, hacen daño no ya a nuestro entorno personal sino también a la sociedad en su conjunto cuando se dejan a la vista, y sin tratar pueden causar una herida más profunda que la afilada hoja de cualquier puñal. Esta idolatría de la autonomía, llevada a su consecuencia lógica, significa que cualquier acción que el individuo no tome por conciencia e iniciativa propia es una forma de explotación, o de sumisión. Por esta razón, la atomización y la autonomía van íntimamente de la mano, porque cualquier enlace natural entre humanos que no ha sido elegido debe ser disuelto. La familia es una institución primordial innata a la civilización, pero nadie puede elegir libremente nacer en una, es una imposición natural; todo hombre vivo es hijo de otro hombre, y a su vez, este hombre si cumple con su cometido biológico, será padre de otro hombre que repetirá el ciclo.
Cuando entonces se ataca a la prostitución desde el terreno de la explotación, estamos afirmando que el problema subyacente es la falta de autonomía, que se trata en definitiva de un contrato injusto, que ninguna mujer supuestamente podría aceptar por esa conciencia e iniciativa propia, ya que recibir un pago significa que está ofreciendo un servicio que de lo contrario no haría gratis. El problema con este planteamiento es que asume que todas las prostitutas sufren trata de blancas, ¿no hay acaso mujeres que tenían un trabajo, en unas condiciones que no requerían en absoluto dedicarse a vender su cuerpo por desesperación?
Yo quiero preguntar a aquellos que hacen sus críticas a la prostitución desde la teoría de esta explotación si, en el caso hipotético de que no pueda haber duda razonable de que una prostituta ha accedido a ejercer libremente por voluntad propia, estarían de acuerdo en que pueda hacerlo. Si la respuesta es afirmativa, podemos concluir entonces que no estás en contra de la prostitución, sino en contra de las condiciones bajo las que se ejerce por una falta de autonomía, es decir, estás más preocupado por la voluntariedad del acto que por el propio acto en sí, bienvenidos de vuelta al liberalismo (aquí otra razón por la cual el comunismo es una forma más consecuente de liberalismo al pretender acabar con la explotación capitalista que considera contraria a la autonomía individual, pero no voy a tratar eso ahora). Si la respuesta es negativa, ¿entonces por qué argumentas desde el plano de la autonomía? El liberalismo afirma que todas las relaciones entre humanos deben ser necesaria y explícitamente consentidas, cuando niegas que la prostitución puede ser absolutamente consentida, estás eximiendo pues al liberalismo de culpa.
Similar a la concepción errónea de que las prostitutas, especialmente mirando al primer mundo, son todas victimas de la trata, también hay una definición anticuada de lo que es la prostitución hoy en día. Queremos creer que una prostituta es una mujer que trabajaba en el burdel, bajo el mando de una madame, un proxeneta, y recibe ahí a los clientes con discreción. He dicho alguna vez que vivimos en la época con la mayor cantidad de prostitución masiva de la historia, y no me esperaba que esta afirmación, que a mí me parece evidente, fuera recibida con tanto escepticismo. Se me ha dicho que las actitudes de hoy contra la prostitución en los burdeles son más negativas que nunca, y yo sinceramente no estoy preocupado por rebatir esto, porque es muy limitado en su concepción de la prostitución, y una parte importante de la prostitución hoy no se produce en burdeles convencionales. Me sorprende sobre todo que aquellos tan preocupados por la evolución de los medios de producción sean tan ciegos en este aspecto, ¿es que los nuevos medios de producción digitales de hoy no permiten una prostitución mucho más sofisticada y masificada que nunca?
Este nuevo tipo de prostitución online, desde la comodidad de la casa y una cámara de fotos, es voluntario, es autonomía, es independiente, y lo “mejor” de todo es que no tienes ni que dejar al cliente tocarte un pelo. Es la autonomía sexual definitiva, igual que un coprófago tiene autonomía definitiva sobre su cuerpo al comerse su propio excremento. La normalización de la prostitución va a todo trapo y se espera que las veamos como personas normales con un trabajo normal, empezando por aquellos que las llaman “trabajadoras sexuales”, en EEUU a aquellas feministas marginales que se oponen a la prostitución (en base a la autonomía) las llaman despectivamente SWERF (Sex Worker Exclusive Radical Feminist), similar al término TERF, para aquellas que se oponen a los transexuales, y sinceramente no sé muy bien qué bando va ganando en esta guerra interna. Ahora, no me querrá negar nadie lo normalizada que está la pornografía, que repito, es una forma de prostitución (peor de hecho, porque no puedes interactuar, lo que te convierte en un voyeur). Para hacer la prueba, puedes clamar cualquier cosa ahora mismo en una red social contra la pornografía, que puedes estar seguro de que con el suficiente alcance, una manada de coomers van a ir a por ti, llamándote puritano, neomonje, y toda clase de lo que ellos creen que son descalificativos. Amigos, vivimos en el mundo postapocalíptico de la revolución sexual. Según las estadísticas de cierto sitio web en su plataforma en 2019 tuvieron:
42 mil millones de visitas.
115 millones de visitas al día.
39 mil millones de búsquedas.
6,83 millones de videos subidos.
1,36 millones de horas de nuevo contenido, lo que equivale a 169 años de contenido.
Más de 98.000 “modelos amateurs”.2
¡Ríete tú de los burdeles! Puede que haya una actitud negativa hacia los burdeles clásicos, pero vivimos todos en un único burdel internacional que existe simultáneamente en cada hogar, ¡que vemos como algo completamente normal!
Para ilustrar la realidad de aquellas prostitutas digitales que lo hacen por voluntad propia sin ser victimas de ninguna necesidad económica (es decir, que no se puede aplicar la crítica de la falta de autonomía) usaré un ejemplo que estoy seguro calará entre los lectores. Hablo de Britani Rose Housey, que pertenecía a la administración Trump, elegida por Jared Kushner, y que se declara católica, se hizo hace poco un OnlyFans, reproduzco aquí su excusa traducida:
Quería hacer uno, sí, incluso cuando estaba haciendo política, es así de simple. La desnudez nunca me ha molestado. Pero creo que el partido en sí tiene mucho en lo que trabajar (...) Cómo las mujeres son tratadas por ciertos conservadores del movimiento. Ni siquiera puedo contar cuántas veces a mí, junto con otras mujeres, me llamaron puta o me dijeron que me iba al infierno porque posé en un traje de baño de Make America Great Again. No es lindo y en cierto modo aleja a la gente.
“No puedes ser católica y tener un OnlyFans”, ¿y lo dices tú? Todo el mundo peca, tú estás pecando al juzgar. Pecas cuando comes pescado, pecas cuando maldices, pecas cuando haces esto o aquello... Amo a Dios, él me ama y hago todo lo posible por ser una buena persona todos los días. No necesito seguir los escritos de la Biblia para saber que estoy haciendo un buen trabajo conmigo misma o con mi vida. Creo que Dios me perdonará mostrar mis tetas cuando tiene que lidiar con cientos de violadores, abusadores o asesinos.3
Sin entrar en todo lo que está mal en este mensaje (todo), vemos que aquí no había ninguna necesidad económica real, se lo ha hecho porque es un modo de ganar dinero fácil, y lo sabe. Además, aquellas mujeres famosas (actrices, como Bella Thorne4, por ejemplo) tienen mayor éxito al meterse en una de estas plataformas que una mujer cualquiera. Aquí hay, por lo tanto, una grave crisis de valores. No voy a hacer mi crítica antiliberal de la prostitución aquí, porque no tendría sentido hacerla sin hablar antes de qué significa el hombre para la mujer y la mujer para el hombre, del matrimonio, de los roles de género, de la familia, del amor, y esto es mejor dejarlo para otra entrada por separado.
Referencias
Pornhub 2019 year in review.